Del otro lado del Velo
te decías a ti mismo:
“cuando retorne a la Tierra
derrocharé optimismo”.

“Al despertar con el alba
copiaré su claridad:
¡cada pensamiento mío
tendrá luminosidad!”

“¡Juro por lo Más Sagrado
que no volveré al error
de andar siempre preocupado
como en mi vida anterior!”.

Y suscribiste ese trato
que pactaste Tú, Contigo,
poniendo a La Luz Divina
como veedor y testigo.

Pero al llegar al Planeta
y ya en tu etapa consciente,
¿qué es lo primero que hiciste?:
¡poner basura en tu mente!

No respetaste ese pacto
de no pensar negativo,
y de a poco ideas amargas
te volvieron depresivo.

Y así hoy, gran Ser de Luz,
vives cubierto de barro,
¡porque el pensamiento oscuro
te ha encadenado a su carro!

¡Recuerda ese compromiso
que hiciste contigo mismo,
y borra ya de tu Cielo
las nubes del pesimismo!

¡Llénalo de un azul claro
que la sature a tu mente,
y que con sus pinceladas
transmute tu subconsciente!

Mira que si tú no alcanzas
una más alta frecuencia,
entonces se hará improbable
cualquier salto de conciencia.

Y seguirás encarnando
una y otra y otra vez,
con un karma que te atrapa
igual que la red al pez.

Disculpa mi tono duro
¡pero firmaste un contrato,
y nadie te obligó a hacerlo
ni fue por un arrebato!

Cuando acordaste ese pacto
estaba Dios de testigo:
¡¿cómo no acatas el trato
que suscribiste Contigo?!

¿Sabes?, hay ya mucha gente
que ciertamente lo hizo:
¡vamos, cumple compañero
también tú tu compromiso!

¡Llénate cada mañana
de ideas alegres y bellas,
y permite que se inunde
tu corazón con estrellas!

¡Transita esta encarnación
con alegría y en paz,
si sabes que es pasajera
como todas las demás!

Y vibraciones felices
cosquillearán por tus palmas,
cuando a su modo amoroso
te diga “¡por fin!” tu Alma…