Eres un Alma Antigua que acarreas
tremenda Luz bajo un traje carnal,
¡pero de qué te sirve si no empleas
las maravillas que hay en tu morral?!

¡Has aprendido tanto, camarada!,
tan alta es la energía que te embebe,
y hay tal sabiduría en tu mirada,
que puedes recordarlo…, ¡si te atreves!

Todo está almacenado allí en tu Akasha
solo esperando que lo desalmacenes,
que en el aquí y ahora en el que te hallas,
¡hoy puedes usar todos esos bienes!

Hay tanto Amor en tu vaso
que la Vida está de acuerdo
en facilitarte el paso,
cuando dices: “¡yo recuerdo!”

¿No sería necio que en tu patio hubiera
un colosal tesoro soterrado,
y que por ignorarlo lo tuvieras
toda tu vida allí inhabilitado?

Hay tal “saber hacer” en tus memorias,
y una impronta creativa tan marcada,
que es una pena que tu rica historia
se quede en un arcón, sin ser usada.

¡Convócala!, y si te suena a “que lo inventas”,
o que tan solo son “divagaciones”,
“algo” en ti despertará para que sientas
¡que son reales esas recordaciones!

Y si un día te levantas
sin querer sobre el pie izquierdo,
a cualquier sombra la espantas
diciéndote: “¡yo recuerdo!”

Más resulta esencial que te vacíes
de cualquier duda sobre ese tesoro:
¡es del todo preciso que confíes
en que puedes llegar hasta tu oro!

Date a ti ese mandato que habilita
a tus capacidades más preciadas,
-las más brillantes, las que hoy necesitas-,
¡para que surjan “como de la nada”!

Y en el justo instante te habrá de llegar
de manera clara la alta inspiración,
la idea salvadora, el don de curar,
la frase que sana cualquier corazón.

¡Hazlo un grito de batalla!,
y aunque no parezcas cuerdo,
en cualquier sitio al que vayas
di tu orden : “¡yo recuerdo!”