Poesía,Video
Cierro los ojos, y suavemente
voy elevando mi vibración,
y poco a poco, serenamente,
me va cambiando de dimensión.
Ya mi merkaba se ha transformado
en una inmensa doble espiral,
y el viejo traje que tanto he usado
se vuelve multidimensional.
Son indecibles los sentimientos
ante lo bello de este esplendor,
y allí en oleadas tan solo siento
epifanías de puro amor.
Desde esta esfera omniabarcante,
todo se torna universal:
el tiempo dura lo que un instante
sin un principio…, sin un final.
¡Qué lejos queda, que lejos…, lejos…,
el viejo mundo con su inquietud!:
si ahora me viera en un espejo
solo vería infinitud…
Y me susurro maravillado
agradeciendo lo que pasó:
“¡el Universo no está a mi lado:
el Cosmos todo se volvió yo ”!
Y acto seguido ahí me pregunto
(aún disfrutando de ese embeleso
que me llevó al más alto punto
como si Dios me diese un beso):
“¿cómo hace uno tras deslumbrarse
ante esto puro y angelical,
y tiene luego que reubicarse
en un pequeño traje carnal?
Porque este oleaje indescriptible
que tanto embriaga al corazón,
¡resulta casi insostenible
en la terrena confusión!”
Y cual respuesta me llegan suaves
olas lejanas de melodías:
son tintineos de porcelana
que aquí en La Tierra jamás oiría.
Y me contesta así mi Alma:
“siempre fue tuyo lo que te doy,
más no aprendías a estar en calma
dentro del mundo… ¡solo hasta hoy!
Ahora en tu traje de ¨simple humano¨,
verás que empiezas a titilar,
y que desprendes de cada mano
una energía muy singular.
Y ante esta fuerza que cambia todo
por su alto rango de vibración,
ya no es posible de ningún modo
ni la más nimia preocupación.
Y si dudases, ve a tu epicentro,
percibe y siente cómo destella,
porque el diamante que llevas dentro,
está irradiando … ¡como una estrella!”