Poesía, VIdeo

¿No sientes por momentos que esta Vida es un sueño,
una muy tenue brisa que nos besa y se va,
y que solo ese beso nos permite ser dueños
de acariciar el rostro de la felicidad?

Quizá esa breve dicha con su efímero abrigo
y su leve manera fugaz de discurrir,
pretenda con su toque enseñarnos, mi amigo,
a no atarnos a nada…, ¡y a dejarnos fluir!

Porque si todo pasa casi sin darnos cuenta,
-tanto aquello que hicimos, como lo que no hicimos-,
igual se irá esta vida -más veloz o más lenta-,
como pasaron antes las vidas que vivimos…

Si al final simplemente esta jornada dura
lo que dura en los ojos un breve pestañeo,
¿para qué sujetarse a cualquier atadura
ya sea por algo lindo, o sea por algo feo?

Si logras que esa sea tu actitud permanente
y ya no te estremecen resplandores o agravios,
se asentará en tus ojos un brillo diferente,
y esa semisonrisa que vemos en los sabios.

Por eso… no te enojes con nadie, ni por nada,
no te enojes siquiera con esto que te digo,
no te enojes si tienes la Vida complicada…,
pero por sobre todo… ¡no te enojes contigo!

Intenta retirarte de tu yo transitorio
como la mariposa se sale de la oruga,
y si logras correrte de tu viejo envoltorio
sentirás que es la Vida un horizonte en fuga.

Y será tu experiencia, -profundamente interna-,
concienciar lo huidizo de cada encarnación,
y sentir ese gozo con el que el Alma eterna
no sabe de comienzo… ni finalización.

Y es que cuando florece tu percepción ampliada
y avizoras aquello que parecía inaudito,
(los tantísimos viajes de tus vidas pasadas,)
sonríes… pues te sientes, simplemente infinito…

Tenlo siempre presente: ¡aquí estamos de paso!,
lo que ayer te angustiaba hoy no te aflige más,
y si es fugaz la estrella que ves en el ocaso,
también es esta vida… ¡una estrella fugaz!