Si quieres colaborar
con tu granito de arena,
a que en nuestro mutuo Hogar
la vida se haga más buena,

mantente calmo y centrado
ante un agravio o afrenta,
¡que no se sale dañado
de un roce en el que no se entra!.

“Reaccionar”, es la respuesta
de una baja vibración;
“sonreír” es la propuesta
de un amante corazón.

Cada vez que alguien pretenda
herirte con su destrato,
intentando que te ofendas
y que pases un mal rato,

¡no reacciones, no reacciones!,
y dite a ti, relajado,
mientras pulsan tus botones:
“¡tablero desconectado!”

Y agrega en tu pensamiento,
sin ninguna dilación:
“desconectado el tablero,
¡conectado el corazón”!

Sé como ese espejo hueco
que la imagen no devuelve,
o esa caverna sin eco
en la que la voz no vuelve.

Y te dirán lo que quieran,
y sonreirás, sin embargo,
pues no hay modo en que te hieran
cuando ya no te haces cargo.

La sonrisa es la energía
que desbarata al enfado,
porque lleva la armonía
de los planos elevados.

Y te pone en un instante
con un pie en la vibración
del amor puro y brillante
de la quinta dimensión.

Allí hay solo algarabía
y hay dicha, y hay resplandor,
y la risa y la alegría
son los huéspedes de honor.

Y desde allí le contestas
poniendo miel en tu voz,
porque mientras él protesta,
¡tú sabes que en ti está Dios!

Y el mundo será un lugar
más dulce en el que vivir,
cuando en vez de reaccionar,
lo que haces es… sonreír…