No juzgues a tu hermano, compañero de viaje…
por más que su conducta te pareciera cruel…,
¡que sobre el escenario, no es más que un personaje…,
actuando –como todos-, su pequeño papel…!
No juzgues a tu hermano…ni aún con el pensamiento…
¿Qué sabes de las causas que lo hacen ser así…?
¿Calzaste sus zapatos…aunque sea un momento…?
¿Indagaste las cosas que lo irritan de ti…?
No juzgues a tu hermano…cuando por inconsciente,
se estrella en su vacío de acrobacia sin red…;
el también –a su modo-, va buscando la Fuente…
¡que del agua que calma todos tenemos sed…!
No juzgues a tu hermano…y si eso te costara,
pedile a tu Yo Grande que expanda tu visión… :
comprenderás entonces, al mirarlo a la cara,
¡que somos pulsaciones de un mismo corazón…!
…si pelearas las luchas de aquel a quien condenas…,
…si sufrieras su angustia…y su dolor insano…,
…si arrastraras sus mismos grilletes y cadenas…,
también tu exclamarías: “¡No juzgues a tu hermano…!”.
Hola Jorge;hermoso el poema.
Adhiero totalmente al mensaje.
Un abrazo.
Gracias, compañera de viaje…
Un tierno abrazo…