Si acaso tus jornadas son tristonas y grises,
y oscuros pensamientos rondan por tu cabeza…,
puedes lograr que vuelvan tus días más felices
de un modo muy sencillo: ¡buscando la belleza!
Cuando serenamente tu percepción se posa
sobre las preciosuras que el Cielo nos ha dado,
¡la Vida de repente se nos revela hermosa,
repleta de sentido…y de significado!
Pero debes buscarla casi con devoción,
con suma intensidad…, apasionadamente…,
¡como una madre busca con todo el corazón
a su pequeño niño perdido entre la gente!
Y para que suceda, resulta imprescindible
que te salgas del coro de los muertos en vida…,
de los anestesiados…y de los insensibles…
y de aquellos que llevan la conciencia dormida…
Y que marches atento…, porque puedes hallarla,
al levantar la vista…o al dar vuelta la esquina…,
en los niños que juegan…o en la cálida charla
de una apacible anciana con una chiquilina…
O en el rumor sereno del agua de la fuente…,
o en esa melodía que entra por la ventana…,
o en la ligera brisa que te roza la frente…,
o en la luna que irradia su clara filigrana…
Y allí…, no te limites tan sólo a contemplarla:
¡sumérgete en su magia…, fusiónate con ella…,
conviértete en la fruta que invita a saborearla…,
o en la noche que esparce su rocío de estrellas…!
¡Vuélvete iridiscente en la luz del ocaso…,
o en el jardín de rosas que te quita el aliento…;
sé la madre que acuna su bebé entre sus brazos…,
o las hojas de otoño que juegan con el viento…
Y sentirás pasmado que una energía distinta
te recorre por dentro…, te eleva y te levanta…,
y que un fulgor dorado la mirada te pinta,
y que la Vida entera te acaricia… y te canta…!
Y no es cuestión de formas, proporción, simetría,
lo que hace que tu ser de inmediato reviva:
¡es porque has contactado la Divina Armonía
que cambia de repente toda tu perspectiva!
Y te harás un ferviente pescador de lo bello,
¡y de ese “algo sagrado” tras su delicadeza!,
…que de este laberinto y de su oscuro sello,
¡únicamente, amigo, nos salva la belleza!
Descubrirás entonces, con inefable gozo,
que cuando el sentimiento con la visión empalma,
el mundo nos parece perfecto y luminoso…
¡porque lo estamos viendo con los ojos del alma!
Coincido,otra vez…sólo nos salva la belleza .
Me sorprende lo bien expresado que está lo inexpresable…
Nuevamente,me saco el sombrero,jajaja (aunque no uso).
Beso.
Bueno, amiga mía…: ¡te voy a tener que regalar uno… para que practiques! jajaja
Un beso
Que belleza….
Gracias por tu visita, preciosa Caro…
Un tierno abrazo…
jajaja…qué bueno…qué bueno…
precisamente venía yo a regalarte
el fuego desmayado que dejó
el ocaso en mis ojos…
y una dulce sonrisa
que tu recuerdo siempre evoca…
Muy bello…pa variar…gracias rayito de luz que no cesa…
Gracias por regalarme ese "fuego desmayado" que se olvidó el crepúsculo en tu mirada esmeraldina…
Y por tu sonrisa soñadora de luna lunera…
Un beso…