¡Confía, amigo, confía…,
confía en que hay abundancia
de todas las cosas buenas
que en la vida te hacen falta!

¡Confía en que el Universo
te concede lo que aguardas:
aquello que más precisas
de acuerdo a tu circunstancia!:

…para tu hambre…, alimento…;
para tu frío…, frazadas…;
para tus males…, remedios…,
y para tu sed…el agua…

Para tu pena…, alegría…;
para tu miedo…, templanza…;
si estás sólo…, compañía…,
y si dudas…, ¡esperanza!

¡Confía en que estás cuidado
por un enjambre de alas,
que de día te protegen…,
y que de noche te cantan!

Y cuando tú de ese modo
confías en la abundancia
de todas aquellas cosas
que realmente te hacen falta…,

la Divina Providencia
viste sus mejores galas,
¡y luego toca a tu puerta,
y se arrodilla a tus plantas!

¡Confía con alma y vida!
¡Confía con vida y alma!,
que “el secreto”, compañero…,
el secreto es LA CONFIANZA!