“¡Cancelo…, cancelo…!, mis viejas memorias:
antiguos programas que no sirven más…,
errores lejanos…, vetustas historias
que no me permiten disfrutar en paz…”

“¡Activo…, activo…!, la serena calma,
la sabiduría y la comprensión,
de saber que todo lo que vive el alma
me impulsa en la senda de mi evolución…!”

“¡Cancelo…, cancelo…! votos olvidados,
que desde otras vidas me atan a promesas
de existencias grises…, de vivir aislado…,
o de andar sumido siempre en la pobreza…”

“¡Activo…, activo…! el goce profundo
y la dulce dicha de mis relaciones…,
y el sentir que tengo, -a cada segundo-,
la plena abundancia que me dan mis dones…”

“¡Cancelo…, cancelo…! las angustias viejas
de tantos dolores…, de tantos lamentos…:
disuelvo el circuito de todas mis quejas,
de todas mis penas y padecimientos…”

“¡Activo…, activo…! la dicha sentida
con cada alegría que una vez viví:
¡las horas felices de todas mis vidas
retornan de nuevo, ahora y aquí…!”

“¡Cancelo…, cancelo…! el miedo a lo nuevo
por temor de que alguien me vuelva a dañar:
¡terrores que vienen desde el medioevo,
cuando tantas veces me hicieron callar…!”

“¡Activo…, activo…! la loca osadía
de ir a la aventura con ciega confianza,
y abrazo lo incierto que trae cada día,
pleno de optimismo…, pleno de esperanza…”

“¡Yo vine a este mundo con la luz prendida,
y asumo la magia de ser un Creador…,
por eso decreto que llenen mi vida,
la dicha más plena…, y el más puro amor…!”