¡No escondas tu cabeza bajo tierra
como hace vanamente el avestruz!:
¡deja que aflore lo que tu alma encierra…!,
¡deja que brille espléndida tu luz…!

¡Muéstrate al fin en tu expresión bendita…!
¡Asume ahora tu verdadero Ser…!
¡Despierta la memoria que dormita
en cada hombre…y en cada mujer…!

¡Deja que salga ya a la superficie
de una vez y para siempre tu verdad…,
y que sea tu luz la que propicie
en los demás, su propia claridad…!

¡Anuncia que eres hijo del amor…,
que vienes a brindar tu plenitud…,
que tus labios conocen el sabor
de la esperanza…y de la gratitud…!

¡Que coincidan tu “adentro” con tu “afuera”!,
¡arroja de una vez cualquier disfraz!
¡Proclama que la luz es tu bandera,
…y ya no vuelvas a ocultarlo más…!

¡Que suene clara y potente tu voz!
¡Que tu mirada los abarque a todos,
pues si logran sentir que en ti está Dios,
podrán sentirlo en ellos de igual modo…!

¡Deja que aflore tu real esencia
sin dudas ni temor al qué dirán…!
¡Que se revele en ti aquella Presencia,
en la que todos se reflejarán…!

¡Tu contacto ilumina por resonancia,
y al sentir tus hermanos tu vibración,
se elevarán del pozo de la ignorancia,
mientras buscan su propia reconexión…!

¡Apuesta el corazón en la jugada,
asume tu esplendor sin camuflaje…,
eleva limpia al Cielo tu mirada…,
y has que comience el Verdadero Viaje…!