¿Por qué presumes, buen compañero,
de tus avances espirituales?
¿Aún no vislumbras, en tu sendero,
que todos somos “igual de iguales”…?

¿Te has preguntado, alguna tarde,
-tal vez de un modo ocasional-,
si de tus logros hacer alarde…
no es “vanidad espiritual”…?

¡Sí…!, son gloriosas tus visiones…
¡Sí!…!, canalizas como el mejor…
¡Sí…!, reconozco todos tus dones…,
…más dime, amigo…: ¿Sientes amor…?

Y también dime: …al andar aquí,
¿tu gesto es dulce…?, ¿suave es tu voz…?,
…en cada hermano…¿te ves a ti…?,
…y en su mirada…¿lo ves a Dios…?

¡Nadie es más grande…ni más pequeño
cuando lo miras en su interior!,
y como el fuego lo busca al leño…
¡todos buscamos igual calor!

Y nadie es más “iluminado”
porque ha expandido su conciencia…,
que en el camino desandado…
¡es solamente otra experiencia!

Y si has logrado entrar al Templo
de la más alta vibración…,
¡entonces vuélvete un ejemplo,
sin hacer de ello ostentación!

Que aquél que sirve…y aquél que ama,
nunca pretende publicidad…:
no lo divulga…ni lo proclama…,
y simplemente…¡sólo se da!

Cuando recuerdas al fin Quién Eres,
¡ya no pretendes adulación!:
vas abrazando todos los seres…
¡porque te nace del corazón!

Sin “especiales”…, sin “elegidos”…,
ni “descarriados” por rescatar…,
todos volvemos juntos al Nido…,
la Casa Grande…, ¡el Dulce Hogar!