Armate una isla…de paz y sosiego,
cada vez que el mundo, a tu alrededor,
pretenda invadirte, -ofuscado y ciego-,
con su nerviosismo…, con su desamor…

Desinvolucrate de la Gran Hipnosis…,
y sus mercaderes de pensar estrecho,
que van intentando, -de a pequeñas dosis-,
tenerte dormido…para su provecho…

Despedite, amigo, de ese eterno arrullo,
y armate tu isla… instantáneamente…,
¡que lo que precisas, ya está dentro tuyo!:
respirar sereno…de forma conciente…

Y desde ese templo, contemplalo todo,
despojadamente…con una sonrisa…,
¡como un buda manso, que a su propio modo,
encontró el secreto de vivir sin prisa…!

Inhalando suave la Nueva Energía,
-y exhalando luego fotón a fotón-,
serás un remanso de clara alegría…,
de conciencia pura…, de alta vibración…

Tu dulce Presencia, serena y sonriente,
¡será un anticipo de la primavera,
para aquél que sufre…, y para el durmiente…,
y para el que duda…, y para el que espera…!

Desde ese refugio…, desde ese santuario…,
sentirás colmadas tus ansias de dar…,
y habrás descubierto algo extraordinario:
¡que es tan simple y bello brindarse y amar…!

Y un enjambre de alas seguirá tus pasos…
¡pétalos del cielo caerán sobre ti,
pincelando el aire con etéreos trazos…!
…por eso…¡dejame que te insista así…!:

…cuando el día precise de tu bendición,
-con ese sosiego de aquél que se aísla-,
retirate al centro de tu corazón…
¡y armate una isla…!