Cada vez que lo abrupto de la vida
lo supere a tu umbral de tolerancia,
no olvides recordarte allí enseguida:
“¡yo soy más grande que mi circunstancia!”
Y no es apenas un eslogan tierno:
¡es tu verdad central, definitiva!,
es convocar a tu Poder Interno
para dejar de andar a la deriva.
“¡Yo soy más grande que mi circunstancia!”:
repítetelo a diario, compañero,
que cuando lo repites con constancia
te cambias suavemente de sendero.
Tu conciencia se expande al escucharlo,
y al elevarte sobre lo deprimente,
a los dramas empiezas a mirarlos
desde un punto de vista diferente.
Si eres más grande que lo que te pasa,
entonces nada puede hacerte daño:
desde esa percepción “estás en Casa”,
que es igual a decir “alto peldaño”.
Tu Plantilla Estelar se desbloquea
cuando retornas a tu Dulce Hogar:
la desmemoria deja de dar pelea,
¡y se te vuelve fácil “recordar”!
“¡Yo soy más grande que mi circunstancia!”:
que ese sea tu lema, tu epicentro,
y cuando vibres en su resonancia,
te volverás la Luz que llevas dentro.
Y desde allí sabrás que es de ficción
eso que aparentaba ser un drama,
y que el pesar es solo una ilusión,
un holograma dentro de otro holograma.
¡Ahora estarás por encima de todo,
y no habrá pena alguna que te toque,
ni enfermedad que llegue con su lodo,
ni economía que te descoloque!
Y cuando el yo pequeño tironee
para volver a entrar de contrabando,
le ordenarás allí que se voltee,
porque eres TÚ quien está ahora al mando.
Y ya no podrá nunca un incidente
retomar su anterior preponderancia,
porque todo tu Ser sabrá realmente
¡que eres más grande que tu circunstancia!
Oye…, Circunstancia… ¡Te quiero!
jaja ¡Gracias!
(¡Yo también!)