¿Qué sueles hacer tú con tus “ideas chatarra”,
(miles de pensamientos de un tono plomizo),
si a pesar que los borras de tu propia pizarra,
vuelven a aparecerse sin pedirte permiso?

Recuerda: no viniste para estarte amargando
con visualizaciones de oscuro derrotismo:
¡estás aquí para irte de a poco fusionando
con ese Yo más alto y mejor de ti mismo!

Contempla cara a cara las nubes en tu mente,
y diles con ardor y con clara vehemencia:
“¡váyanse de mi vida, ahora, velozmente:
ya no tienen cabida aquí en mi existencia!”

Reemplázalas entonces en ese mismo instante
por ideas que sean completamente opuestas:
elevadas, alegres, coloridas, brillantes,
optimistas y siempre bien predispuestas.

Pero si allí tu mente acaso “se rebela”
porque no entiende bien “por dónde debe ir”,
y busca retomar, veloz, “la vieja escuela”,
¡entonces la consigna es siempre PERSISTIR!

Sucede que el cerebro (que era un listón en blanco),
se te fue saturando de oscuras directrices
que te fueron llegando por uno u otro flanco,
¡y que generalmente no sonaban felices!

Con más razón entonces, amigo, es necesario
que cambies tu manera completa de pensar,
y transformes tu mente en un gran escenario
de pensamientos bellos que inviten a soñar.

Si consigues hacerlo una vez y otra vez,
de nítida manera notarás velozmente
que ella empieza a mutar con mucha rapidez,
¡y a elevar sus patrones vibratoriamente!

Y es que en esa insistencia radica “el gran secreto”:
¡tu cerebro se adapta a lo que tú le ordenes!:
y si ve que mantienes tu flamante libreto
¡allí a todos tus males los trasmuta en bienes!

Y al transformar la vieja depresión en gozo,
y cambiar pesadez por precioso optimismo,
y trocar aquél cielo nublado en luminoso,
¡te conviertes entonces en Mago de Ti Mismo!