Sola en un rincón
está a la espera, amigo mío, de tu invitación;
en el silencio más profundo, siéntela latir,
en la más alejada habitación que hay dentro de ti…

No es una estación,
porque ante todo, camarada, es una elección…,
que puede ser invierno en el afuera,
y en tu interior ser primavera…

Ella, mi buen amigo, es en esencia,
solamente un estado de conciencia,
y puede estar cayendo la nevisca
y no brillar del sol ninguna pizca,
y a la vez dentro tuyo, compañero,
puede estar floreciendo el duraznero.

Y para que eso pase, camarada,
debes cambiarte tú…, antes que nada…,
pues tu mundo es primero un pensamiento,
que después allí “afuera”, se hace evento.

Y así, al proyectarla a tu energía,
irradias tu conciencia cada día,
de forma tal que allí por donde fueres,
¡llenas el aire con lo que tú eres!.

Cuando te elevas en tu vibración,
dejas afuera la insatisfacción:
se marchan los afanes y la prisa,
y se instala en tu rostro la sonrisa.

Y si las flores ya están en quien las siembre,
¿por qué esperar a marzo… o a septiembre…?
¡Ponte a vivir la primavera a diario
y no dependas más del calendario,
que si pintas tu vida de color,
se queda para siempre en tu interior…!