Cuando flaquea mi vibración
y entra la mente en confusión,
y un pensamiento gris u hostil
de una manera muy sutil
se hace presente justo allí,
“algo” elevado dice en mí:

“¡Estate atento a lo que piensas,
no le hagas sitio a ideas densas,
que en esta Nueva Energía
en la que te hallas hoy día,
sucede todo de prisa:
piensas…, ¡y se corporiza!”

Y yo respondo en la ocasión:
“¡ha sido solo un tropezón!”,
y allí a esa idea le hago tic,
o la suprimo con un clik,
y así en un tris, sin más ni más,
retorno a estar de nuevo en paz.

Esos tropiezos recurrentes
son jugarretas de la mente,
trampillas que nos pone el ego
para seguir jugando el juego,
porque él se sabe desplazado
ante un vibrar muy elevado.

Por eso es que, si estando alerta,
en su nariz cierras tu puerta,
le estás diciendo: “¡no hay aquí
ya más espacio para ti,
porque si ahora lo que pienso
deja su trazo sobre el lienzo,
quiero trazar solo destellos
de pensamientos que sean bellos!”.

Y luego vuelves al encuentro
de Lo Mejor que llevas dentro,
lo que te eleva y diviniza,
y te dibuja una sonrisa,
y al mantenerte así elevado,
te hace “vivir unificado”.

Y así te adueñas, sin cesar,
de tu manera de vibrar.