Tal vez te llega de vez en cuando
un dulce toque de beatitud,
y una Luz pura toma en ti el mando
en ese rapto de plenitud.

Más es tan bello, tan exquisito,
ese arrebato que por ti aflora,
que no te bastan esos sorbitos:
¡quieres beberlos a toda hora!

¿Cómo lograr que en ti suceda
que ese embelezo no sea fugaz?:
¡pídele a tu alma que te conceda
continuamente toda esa paz!

“Querida alma, alma querida,
quisiera ahora pedirte algo,
que me merezco en esta vida
por lo que siento, por lo que valgo.”

“Quiero que extiendas la epifanía
que me regalas a cuenta gotas,
y al pentagrama de mis días
¡tan solo Tú le pongas notas!”

“No me conformo con un momento
de paraísos tan pasajeros
que apenas llegan, los lleva el viento:
¡quiero sentirlos el día entero!”

“Pero no creas que me desboco
al complicarte con este asunto,
ni que me he vuelto un poco loco,
¡no te lo pido todo junto!”

“Son cinco pasos incrementales,
y es el primero, el inmediato:
que los demores en sus finales
para que duren un buen rato.”

“Luego le agregas este otro paso:
¡que sean aún más exultantes,
y me trasladen, en cada caso,
a dimensiones más deslumbrantes.!”

“Y este, el tercero, lo que le añade,
es que me lleguen muchos por día:
¡no corresponden las mezquindades
cuando repartes epifanías!”

“Y el paso cuarto le sigue luego:
que aunque los ojos mantenga abiertos,
del mismo modo llegue tu riego
creando oasis en mis desiertos.”

“Y el quinto paso, el del final,
es recibirlos en movimiento:
¡que me embelecen de un modo igual
aunque esté activo en el momento!.”

“¿Por qué te pido tales cosas?,
¡porque es el modo en el que crezco:
en mi interior brotan más rosas
cuando en tu Luz más permanezco!”

“Y de ese modo llegará el día
en que este arrobo será constante,
cuando tu dulce epifanía
brote en mí ser a cada instante.”

De tal manera, ya bendecido
por ese bello toque de ensueño,
cuando Ella cumpla con tus pedidos,
serán, unidos, ¨Dios en pequeño¨ .”