Si los goces del mundo
ya no te satisfacen,
por más que se disfracen
con brillos y esplendor,
y hasta tus relaciones
sólo te causan daño…,
¡tan cerca del engaño…,
tan lejos del amor…!

Si ves que en todo aquello
que dabas por sentado,
ya no hay significado,
ni fuerza, ni poder:
religiones, sistemas,
dogmas a que adheriste,
o las cosas que hiciste…,
o dejaste de hacer…

Y empieza a parecerte
todo gris y aburrido,
y no le hallas sentido
a proseguir así…,
y en muchas ocasiones
te sorprendes pensando:
“¿por qué seguir andando?,
¡esto no es para mi!”.

¡Pues celebra, mi amigo,
tu desmoronamiento!,
que en ese descontento
que te suena agobiante,
es cuando por fin puedes
darle a tu alma cabida,
¡después de tantas vidas
que ha esperado este instante!

Y cuando de ese modo
te has deshipnotizado,
escuchas un llamado
que te viene de lejos…,
y una voz silenciosa
-allí donde estuvieres-,
te recuerda Quién eres
al mirarte al espejo…

Y ha sido necesario
todo ese desencanto,
tu cansancio y tu llanto,
tu angustia y decepción,
para que se filtrara
la luz omnipresente
del átomo simiente
que hay en tu corazón…