Todo está bien,
todo es perfecto así tal como es,
nada tendría por qué ser distinto;
y me da igual
hallarme al medio, o en el final,
o en el principio de mi laberinto.
En mi interior
ya no establezco juicios de valor,
sé que soy libre…, que soy eterno…;
me puedo ir
y simplemente volveré a venir,
como el verano después del invierno.
Puedo aguardar
lo que el destino me quiera brindar,
en el exacto sitio en el que estoy,
sin pretender
eso que el mundo me quiere vender:
ya soy completo así como soy.
Estoy en paz,
y le sonrío al instante fugaz,
mientras contemplo la vida que pasa…
No hay dónde ir,
y sin pasado y sin porvenir,
sólo hay “ahora”…, y allí está mi casa…
Y si en su andar,
con su estridencia tan particular,
el mundo quiere quitarme la calma,
es un placer
poder hacerlo desaparecer,
sólo con irme adentro del alma…
Hola Jorge,comparto tu sentimiento…
El poema,sabio ,de toda sabiduría y absolutamente bello !!!!!!!! y un verdadero logro en su sencilla expresión.
Un beso.
Gracias, amiga…; intuía que estas rimas reflejarían tu sentir…
Un beso.
Dios te bendice Jorge Oyhanarte… gracias. muchas gracias…
A ti por tu visita, querida Gladys…
¡Bendiciones, amiga!