No se puede siquiera mover,
apretada tal y como está,
piensa sólo en cómo poder
su estrechez
superar…

No soporta seguir en prisión,
siente que su destino es volar,
pero sabe con el corazón,
que es cuestión
de confiar…

Siente que
ya va a nacer
la mariposa destinada a ser,
y una luz
comienza a ingresar,
cuando el capullo se empieza a rasgar:
entregarse fue su bendición,
y ya llega su compensación,
a sus alas ya empieza a estrenar,
y al fin
puede
volar…

Y hoy tal vez
tú quizás
en un trance parecido estás,
sin saber
por qué es,
que en tu cuerpo el dolor viene y va…

Y al querer
entender
ese agobio sin explicación,
la voz de
tu intuición
te habla de
mutación,
y no hay más
solución
que esperar
y confiar…

Del carbono al silicio ya vas,
es tu propia transfiguración
en tu larga peregrinación
hacia un ser
de cristal…

Y el dolor de tu cuerpo al cambiar
es el precio que debes pagar,
y es tu premio volverte al final
multidimensional.

Y allí
estás tú,
en tu
aflicción,
cual oruga
en su cascarón.

Y entre creer
y desconfiar
algo pareciera pasar:
que si,
que no,
que ahora
tal vez,
tu capullo se empieza a romper,
y usando al fin
alas de luz
te remontas por el cielo azul.

Y al hacerlo por fin una revelación
se abre paso de pronto en tu ser:
no hay más limites para la propia creación
que los que tú te quieras poner.

Y al completar
tu mutación,
la oruga se ha vuelto
una mariposa de luz:
tu ADN
se activó,
y hoy hay un
nuevo tú.