Tras de tu pensamiento,
va tu energía…,
y tras de tu energía
vas tú también…,
y así en cada momento
de cada día,
tú escoges por qué vía
marcha tu tren…

Si sustentas ideas
puras y bellas,
¡se llenará de estrellas
tu corazón…!,
más si sólo sostienes
aquellas densas,
¡así será de inmensa
tu desazón!

¡Eres tú el jardinero
-hostil… o amable-,
único responsable
de tu jardín…!:
¿dejas crecer las plantas
más venenosas…,
o haces brotar las rosas
junto al jazmín…?

¡Tú eliges, camarada…!,
porque en tu mente,
esculpes diariamente
tu devenir…;
allí es donde cincelas
tus aflicciones…
¡o modelas razones
para vivir!

¡Sólo en ti está la clave
para tu asombro!:
puedes -sobre tus hombros-,
cargar tu cruz…,
o enfocándola lejos
a tu mirada,
-donde otros no ven nada…-
¡tú ver la luz…!