¡Siempre llega esa hora
en que la luz titila…,
el corazón vacila…
y la tristeza aflora…!

¡Siempre llega y golpea
con su oleaje encrespado…,
de un modo inesperado…
igual que la marea…!

¡Siempre llega y nos deja
como un pájaro herido…,
el pulso estremecido…,
la mirada perpleja…!

¡¡Pero después regresan
las horas de luz plena…,
cuando las sombras cesan…
y el alma se serena…!!

Y en el contraste loco
de la pena y la risa,
se marchará de a poco
lo que llegó de prisa…

(Y resultará en vano
preguntarse entre tanto… :
¡¿por qué irán de la mano
la risa con el llanto…?!)