Si al fin de una jornada
sólo hubo trabas,
porque nada ha salido
como deseabas…,
¿no te dices con clara
sabiduría:
“¡a dormir…, que mañana
será otro día…!” ?

Del mismo modo puedes
ampliar tu enfoque
cuando tu vida entera
suene a disloque…,
y decirte en el medio
de tus traspiés:
¡menos mal que otra vida
vendrá después…!

Y a una visión tan amplia,
tan dilatada,
¡ya no puede empañarla
nada de nada…!,
porque al salir del breve
encuadre actual,
ningún suceso puede
causarte un mal…

Y empiezas lentamente,
-desde lo interno-
a percatarte, amigo,
¡que eres eterno!,
porque ser inmortal
no es vivir siempre,
ni mantener un traje
continuamente…

Es sostener el hilo
de la conciencia,
mientras pasas de una
a otra existencia…,
(como al pasar las hojas
de una revista,
que la atención mantienes
vista tras vista…)

Y al no medir el tiempo
según los años…,
¡ya no tienen cabida
los desengaños!,
y pasas a hacer uso
de otra medida,
¡la de medir el tiempo
según las vidas…!.