¡Sé magnífico, mi amigo!
¡Sé como un faro que brilla!
¡Siéntete maravilloso
y esparce tu maravilla!

Cree en tu magnificencia,
y en que eres grande y valioso,
¡que el Poder sólo aparece
si te crees poderoso!.

Y ese poder no depende
ni del mando o el dinero:
surge de la Luz que llevas…,
¡por eso es que es verdadero!

¡Tú ya sabes que en tu Vida
tu Corazón es tu casa!
y que es tu Sentir el filtro
de todo lo que te pasa…

Por eso tu gentileza…
Por eso tu compasión…
Por eso suena tan dulce
la voz de tu corazón…

Y al dejar que sea el Amor
el que hable por tu garganta,
haces que el suelo que pisas
se transforme en Tierra Santa.

Y es que ya sabes que vienes
a elevarlo al mundo entero,
y por eso, para hacerlo,
¡te elevaste tú primero!

Ya integraste más del Alma,
y anclaste a tu Ser más alto,
al pedirle que descienda,
o al tomarlo por asalto.

Entonces no te preguntes:
“¿qué misión me está aguardando?”,
que con sólo “vibrar alto”,
¡ya la estás desarrollando!

Porque al vivir irradiando
la Energía del Amor,
¡elevas las vibraciones
de todos alrededor!

Y tampoco esperes más
validación del “afuera”,
que la que vale es la tuya,
compañero, compañera…

Ni preguntes “si estás listo”:
¡estás más que preparado!:
sólo falta que te asumas
como un Ángel Encarnado.

Que el día en que te decidas
a creer en tu Poder,
¡no habrá nada en este mundo
que te pueda detener!

Y dirás: “¡lo he descifrado
a mi propio jeroglífico!,
hallé la Luz dentro mío…,
¡y ahora sé… que soy magnífico!”