Paso por la vida jugando este juego,
con brío…, con fuerza…, con fe… y con constancia…
(aunque se que mi alma va a decirme luego:
¡no tiene importancia!)

Y sudo…y resuello…y me entrego entero,
buscando esa rosa de sutil fragancia…,
sabiendo que hallarla, mi buen compañero,
¡no tiene importancia…!

Como pasajero de un tren sin destino,
avanzo por rieles…sin tiempo y distancia…,
y si es el trayecto, …denso…o cristalino…,
¡no tiene importancia…!

La dicha y la pena se pasan de prisa
su efímera antorcha, en loca alternancia…,
…y quién va primero…, si el llanto…o la risa…,
¡no tiene importancia!

Y por más que finja sentir que me importa,
mi alma me susurra con perseverancia,
que ya sea a la larga…o ya sea a la corta…,
¡no tiene importancia…!

Incluso me dice –por si algo faltara-,
(para despojarme de mi última instancia),
que aún jugar el juego como si importara…
¡no tiene importancia…!