Si notas lo corto
de nuestra estadía,
pues casi duramos
lo que dura un día,

¿por qué es que permites
que la desazón,
se filtre de a ratos
en tu corazón?

Cuando alguna cuita
o una zancadilla
pretenda ponerte
casi de rodillas,

recordar lo exiguo
de tu actual estancia,
hará que le quites
cualquier importancia.

Somos solamente
flores de un momento,
pétalos ligeros
que se lleva el viento…,

hojarascas leves
de un tiempo fugaz,
que se arremolinan…,
¡y ya no están más!

Pero sin embargo
tu Ser Sustancial,
el que te dio vida,
¡no tiene final!

Y desde su Esencia
de Amor y de Risas,
¡todo, amigo, todo
se relativiza!,

pues en ese estado
de dicha suprema,
¡ya no existe nada
que sea un problema!

Por eso, cuando algo
en tu paso breve
te cause una pena,
ya densa, ya leve,

activa al instante
tu alta vibración,
y desde otro plano,
con otra visión,

verás del suceso
su insignificancia,
y dirás sonriendo:
¡no tiene importancia!