Dime cómo fue…,
en que momento se marchó tu fe…
y te quedaste sin un “para qué”…,
y hoy lo ves todo gris…

Qué te sucedió…,
cuando algo adentro de ti se quebró…,
y la esperanza se te marchitó…,
y ya no eres feliz…

Tienes que entender,
que lo que llega siempre es para aprender…,
lecciones sabias que debemos absorber…,
para poder crecer…

Nada es “porque sí”…,
y ese tropiezo te ha llegado a ti,
para que puedas percatarte así
de tu luz interior…

Y esa comprensión,
hace que mires todo con otra visión…,
y pone alas de liberación,
en tu corazón…

Porque el aceptar
lo que en la vida tiene que pasar,
al desafío que has de atravesar
lo transforma en un don…

Y es que ese dolor,
de un modo u otro es tu profesor…,
y aunque parezca sólo usar rigor,
allí hay amor también…

Y al final dirás,
“resulta extraño, pero estoy en paz…,
ahora comprendo que tras del disfraz,
todo fue por mi bien…”.

Y habrás de sentir
al corazón diciendo en su latir
que eso formaba parte de vivir…,
¡y podrás sonreír…!