Las afirmaciones
son declaraciones
que funcionan bien:
te dan armonía,
poder, alegría,
y sanan también.

Cada vez que afirmas,
tú te reconfirmas
como un Ser Creador:
tu intención, decreta,
y hace que tu meta
se plasme mejor.

Y cambia el programa
de fracaso y drama,
de error y desliz,
por otros archivos
donde eres activo,
triunfante y feliz.

Pon el núcleo duro
de tu intento puro
en una oración:
una frase fuerte…,
¡la que en ti despierte
mayor vibración!.

Y en tiempo presente,
dile al subconsciente
con fuerza y con fe:
“yo soy positivo”…,
o “soy compasivo”…,
(¡no digas “seré”!).

“Mi vida es hermosa”…,
“mi alma es grandiosa”…,
“vivo bendecido”…,
“amo a todo el mundo”…,
“mi amor es profundo
y es correspondido”…

“Logro lo que anhelo”…,
“¡mi límite?: ¡el Cielo!”…,
“¡Dios me está cuidando!”…,
“me hallo en sintonía,
con paz y armonía…”,
“¡vivo disfrutando!”…

(No adoptes, mi amigo,
las frases que escribo
a modo de intento…,
¡que la mejor frase
es esa que nace
de tu pensamiento!).

¡Y no te limites…,
que lo que tú admites
será lo que expandes!,
ve a lo que apeteces…,
¡que tú te mereces
programarte en grande!.

Y si en ocasiones
tus preocupaciones
son sobre salud,
dile a tu organismo
lleno de optimismo
y de gratitud:

“¡Gracias, cuerpo mío,
por estar activo,
fuerte y saludable!…,
¡me siento realmente
de un modo excelente,
sano y confortable!”

Tu cuerpo extasiado
te escucha encantado,
y al poner a andar
toda su potencia
que estaba en latencia…,
¡se empieza a curar!.

¡Y este es el momento
para echarla al viento
a tu afirmación!:
la Nueva Energía
le brinda una vía
de rápida acción.

Y al ver sin tardanza
lo que el verbo alcanza,
podrás constatar
que aquí no has venido
a andar desvalido…:
¡viniste a crear!.