Involucrarse a fondo…; mantenerse a distancia…;
mantenerse a distancia…; involucrarse a fondo…;
y en esa paradoja de lo playo y lo hondo,
enlazar los extremos con sutil elegancia…

Involucrarse a fondo…y abrazar el momento…,
y sentir la belleza que anida en cada cosa:
disfrutar de una nube…, de un trino…, de una rosa…,
y treparse hasta el cielo en las alas del viento…

Mantenerse a distancia…con sabio desapego…,
mientras pasa cantando el loco carrusel…,
y ver que tantos juegos que se juegan en él,
¡no son más que variantes en un único juego!

Involucrarse a fondo…como si algo importara…,
y beberse la Vida completa, de raíz…,
y entre las bambalinas intentar ser feliz…,
como si nada fuera una ilusión…, samsara…

Mantenerse a distancia…sin el menor afán…,
y cuando más el mundo parezca desbocado,
avizorar la furia del viento huracanado…,
desde el inanimado ojo del huracán…

Involucrarse a fondo…sin tregua ni descanso…,
y ser como la ola que gira en remolino…
Mantenerse a distancia…, salir del desatino…,
y volverse la paz del sereno remanso…

Involucrarse a fondo…; mantenerse a distancia…;
y en el momento exacto de mayor embriaguez,
tener ese destello de plena lucidez…,
¡y salirse de todo con serena prestancia!

Mantenerse a distancia…; involucrarse a fondo…;
como si en la ruleta de paño desgastado,
se apostara a la vez a negro…y colorado…,
mirando al mismo tiempo, superficie y trasfondo…

Y lograr cada día de nuestra breve estancia,
-como si de un mandato del alma se tratara-,
fundir a nuestro paso esas dos contracaras:
“involucrarse a fondo…/mantenerse a distancia…”