Entre
tus dos omóplatos
existe un punto
de Poder Cósmico,
que es la inserción
de las dos alas
del corazón.

Ellas
son las raíces
de lo Divino
que en ti ya existe
y su activación,
empodera el curso
de tu Ascensión.

Y
comprobarás,
que suavemente
te elevarás,
y lo pequeño
de tu burbuja
quedará atrás.

Ven,
inhala hondo
la Luz más pura
con tu Intención,
y
llénalo a tu cuerpo
con la Energía
de la Creación.

Debes
sentirte viento,
sentirte aire
sentirte sol,
como
un chamán urbano
que se fusiona
con cualquier rol.

Ven,
intenta otra vez,
déjate llevar
por la inmediatez,
y ahora sin pensar
ábrete a “lo que es”
y échate a volar…

Quita
de ti la idea
que es imposible
ascender así,
y permite entonces
que sea el aire
quien te alce a ti.

Y en
lugar de arrastrarte
con lento paso
de caracol,
sabrás
que tu destino
es volar alto
con rumbo al sol.

¿Sabes
cuál es la causa
de que esté “en pausa”
tu acometer,
y una duda errante
a cada instante
te haga caer?

Es
porque no te miras
como un Maestro
Perfecto ya;
piensas para ti
que “más adelante
sucederá”.

Sabes
que no es así,
que es sólo ahora
y es solo aquí,
y que este instante
fresco y campante
se irá sin ti.

Busca
que en el momento
tu sentimiento
entre en acción:
no hay
forma de alzar vuelo
si no está el cielo
en tu corazón.

Quítate
esa etiqueta
que te confina
en un ser carnal…,
y
trae de tu akasha
la remembranza
de lo espacial.

Ven
vuélvelo a intentar,
déjate guiar
por Lo Superior,
como si ascendieras
por una escalera
hecha de amor.

Ve
hacia lo más puro,
lo mas sagrado
que hay en tu altar,
y a esos dos haces
de luz violeta
hazlos pulsar.

Vibran
con los matices
de una energía
hiperveloz,
y al activarla entonces
te haces consciente
que en ti está Dios.

Y
cuando al fin lo logras
sabes de sobra
que ha sido así,
porque
es de esa manera
que el Alma entera
se funde en ti…