Hoy te convoco, Alma mía,
parte de mi luminosa,
porción de Dios amorosa,
plena de sabiduría.

Hoy te convoco y te ruego
que enciendas en mi ADN,
toda la luz que contiene
para jugar este juego.

Y te pido con unción
que a mi perspectiva actual,
le adoses la espiritual
mirada del corazón.

Y que quites de mi vida
las trabas que me aprisionan,
y los filtros que taponan
mi percepción expandida.

¡Vuélveme puro, inocente,
sin ambición ni egoísmo!,
¡que me olvide de mi mismo
total y completamente!,

…para poder este día
de un modo simple y sagrado,
sentir por fin, deslumbrado,
tu Infinitud, Alma mía…