Si no te agrada tu actual realidad,
no te resignes a lo que allí ves,
pues si le otorgas tu conformidad,
ella persistirá tal como es.

Y no se trata ni de “mala suerte”
ni del destino que te tocó al nacer:
cada limitación se torna fuerte
tan sólo porque tú le das poder.

Ella precisa de tu consentimiento,
no puede estar en ti sin tu permiso,
y cuando le retiras el sustento,
como un globo sin aire se va al piso.

Y hoy con la ayuda de la Nueva Energía,
puedes desactivarla velozmente:
tan sólo se precisa de osadía,
y un modo de lograrlo es el siguiente.

Cuando te pesques en una nube oscura
que llena de aflicción tu pensamiento,
reconoce en ti mismo con premura:
“aquí estoy, otra vez vibrando lento”.

Y luego, -si realmente estás dispuesto
a cambiar de una vez tu vieja historia-,
dite a ti mismo: “ya no creo en esto,
me voy de esta frecuencia vibratoria”.

Después inhala Luz al inspirar
de una manera plácida y liviana,
y deja que se empiece a revelar
esa porción de ti que es suprahumana.

Instálate en tu vibrar más puro
con un enfoque claro y definido,
y trae ese “recuerdo del futuro”
donde en tu Yo Mayor ya estás fundido.

Siéntela a esa confianza ilimitada
de comprender que todo está a tu alcance,
cuando hacia otro plano te trasladas
en un estado parecido a un trance.

Allí ya “no te acuerdas” cómo fuiste
ni lo que limitaba tu poder:
las antiguas barreras ya no existen
cuando te mueves a otra faz del Ser.

Y en ese instante mírate a ti haciendo
aquello que creías imposible:
allí estás tú, complacido y sonriendo,
transformando lo utópico en tangible:

perdonas en lugar de condenar,
transformas los agravios en amor,
tu corazón se abre de par en par,
y lo iluminas todo alrededor.

Los contratiempos ya no te hacen mella,
la vuelves a tu vida una aventura,
y cada día, tu corazón de estrella
te enciende con un toque de locura.

Y al ver como permutas tu conciencia
tan sólo usando tu imaginación,
te dices, ante tan clara evidencia:
“¡que fácil que es cambiar de vibración!”.

Luego retornas a tu Yo Terreno
con el tesoro que has asimilado,
sintiendo en tu interior que eres más bueno,
más decidido, más empoderado.

Y no cabes en ti de tanto gozo,
tanto deleite, tanta algarabía:
¡has probado el sabor de lo asombroso,
y tiene el tono de una melodía!.

Ahora sabes que todo está en tu mente,
y cuando surja una dificultad,
podrás decirte a ti, sencillamente:
“voy a estirarla a mi realidad”.