Las frecuencias de luz que están entrando
van disolviendo nuestras densidades,
y a más velocidad vamos vibrando,
más nos hacemos multidimensionales.

En nuestros cuerpos todo se reelabora,
se recalibra y se reconfigura,
y minuto a minuto, hora tras hora,
tu Formato Inicial se reestructura.

Los nuevos códigos de luz pulsante
portan tal potencial suprasensorio,
que cambian todo como nunca antes
al transformar tu estado vibratorio.

Tu plantilla de ADN se renueva
acorde a tu proceso de Ascensión,
y ante el dolor que eso a veces conlleva,
puede que dudes de su consecución.

Y habrá aquellos que ya no lo acepten
por los agobios que en el cuerpo causa,
y elegirán partir…, aunque les cueste
demorar su Ascensión por esta pausa.

Más tú te quedas, firme, allí en tu centro,
porque ya a nada del exterior te aferras:
¡todo lo que precisas está dentro
para manifestar la Nueva Tierra!

De esta manera, tu determinación,
tu compromiso interno y personal,
sostienen tu empinada vibración,
sobreponiéndote a lo que ande mal.

Y no te asombres si alguien a tu lado
percibe una distinta realidad:
tú estás en un nivel más elevado,
y él todavía está en la densidad.

Y a ti, sabiendo que eres portador
de una energía de altísima frecuencia,
solo te nace verlo con amor,
con mansedumbre y con benevolencia.

Y así vas tú, andando por la vida,
sin una mueca, sin una crispación:
solo hay una sonrisa agradecida
para tu cuerpo en plena mutación.

Sientes que ya lo cristalino impera,
y próximo a volverte un Avatar,
se va acabando el tiempo de la espera
para que el Cielo sea tu Nuevo Hogar.

¿Qué si vale la pena?, ¡claro que vale!,
no hay nada más grandioso en este plano:
cuando lo Puro entra lo denso sale,
y se vuelve Divino… lo que era humano.