¿Puedes amar sin reclamar
que los demás te hagan feliz,
porque aprendiste a disfrutar
cada momento de raíz?

¿Puedes amar abiertamente,
y de ese amor hacer un arte,
al punto tal que ciertamente
ya nadie puede defraudarte?

¿Puedes amar y comprender
que estás completo como estás,
y que no hay nada por hacer
cuando la sientes a esa paz?

¿Puedes amar sin posesión,
con la ternura a flor de piel,
y la bondad de un corazón
que nada busca para él?

¿Puedes amar y estar tan lleno
de ese sentir abrazador,
que dentro tuyo eres más bueno
cuando lo irradias a ese amor?

¿Y amar completamente al otro
en su inocencia primordial,
aunque no encuentres en su rostro
ningún reflejo espiritual?

Y si lo puedes, ya sabrás,
que para amar, amigo, así,
dando tu luz a los demás,
¡debes primero amarte a ti!