¡Vamos, mi buen amigo…, usa todo tu espacio…!,
¡no vivas en el sótano poseyendo un palacio!
¿Acaso te parece lógico y natural,
quedarte anclado en tierra…, teniendo en ti un Portal?

Tú eres el heredero de una herencia celeste,
pero al verte sujeto a un envase terrestre,
has llegado a creer que tu humana apariencia
te limita a una breve y acotada experiencia.

Y al mirarte al espejo allí donde estuvieres,
piensas que eso que miras, es todo lo que eres.
¡Más no eres sólo humano!: tu Principal Porción
calladamente espera para la integración.

¿Dices que por qué entonces, si ella es tu Mayor Parte,
aguarda a que la busques en lugar de buscarte?:
¡no puede presionarte para que alces su Manto!:
debe esperar que llegue hasta ti el desencanto.

Y es que al decepcionarte de las cosas del mundo,
recién allí comienzas a buscar Lo Profundo,
que así como las uvas se fermentan en vino,
fermenta así el anhelo por hallar lo Divino.

¿Que cómo es que se llama?: dile “Yo Superior”,
o si quieres “tu Alma”, o “tu Fuente de Amor”.
Ponle el nombre que quieras, que aquí lo relevante,
es ingresar al halo de su Esfera Brillante.

Y si anhelas saber cómo fundirte en Ella,
y volverte ese brillo con que brilla una estrella,
debes soltar tu apego al pensar secuencial,
y abrirte a una experiencia multidimensional:

hacer a un lado todo lo que te hayan contado,
aquietarla a tu mente ante lo más Sagrado,
contemplarte vibrando en esa Luz Mayor,
y dejar que te inunden sus ráfagas de Amor.

Y cuando el yo pequeño se empiece a disolver
y empieces a ser Uno con tu más Alto Ser,
habrás pasado entonces, muy suave, muy despacio,
de vivir en el sótano, a vivir en Palacio…