Si alguien quiere hacerte daño,
¡deja de actuar como espejo!,
y aunque te parezca extraño,
¡no devuelvas el reflejo!

¡No le pagues de igual modo!,
¡míralo con compasión…!,
pues seguramente todo
le genera frustración…

Y a las sombras que reparte,
velas pasar, simplemente…,
¡que nada puede afectarte
cuando tú no lo consientes!

(“¡¿Qué está diciendo este hombre
que a mí me deja perplejo…?!
¡Pero es que no tiene nombre
esto de no ser espejo!”)

(“¡¿No sabrá que hay mucha gente
con la maldad en sus rostros,
y que van, aviesamente,
siempre dañando a los otros…?!”)

(“¿¡O tal vez pretende, acaso,
que ante aquél que más me humilla,
quede cruzado de brazos,
y ponga la otra mejilla…?!”)

Lo que digo, compañero,
es que si algún confundido,
quiere herirte en tu sendero…,
¡no te des por aludido!

Porque si haces caso omiso
a su accionar, cruel o huraño,
¡no le concedes permiso
para que te cause daño!

El día en que al fin irradies
confianza en ti a borbotones,
¡ya no permites que nadie
vuelva a pulsar “tus botones”!

Y entonces no te hace mella
de ese hermano su egoísmo:
¡te sales de las querellas
al ser dueño de ti mismo!,

y miras con indulgencia
su comportamiento hostil,
sabiendo que su violencia
no puede con tu candil.

Y es que en la Nueva Energía
tú eliges tu situación,
y fabricas tu armonía
tan sólo con tu intención…

…y sueltas la inclinación
de transformarte en reflejo:
empuñas bien tu timón…
¡y dejas de ser espejo!