Tanto si crees que es posible
o si lo piensas imposible,
en ambos casos será así…,
porque sentir que algo es lograble
o que es del todo irrealizable,
depende tan sólo de ti.

Y son tus “filtros perceptivos”
los que te tienen aún cautivo
formando un techo de cristal:
lo que te han dicho tus mayores,
los medios y los profesores,
la sociedad en general.

Limitaciones auto impuestas,
vergüenzas que llevas a cuestas,
y repetir el mismo error,
te han convencido, camarada,
que no eres bueno para nada,
y no mereces lo mejor.

Pero es preciso que en ti creas
y que abandones las ideas
que dentro tuyo dicen “¡no!,
la realidad es un desierto,
una prisión a cielo abierto,
y de ella nadie se salió…”

Porque esa cárcel, compañero,
-en que eres preso y carcelero-,
es solamente una ilusión,
y abandonarla tú bien puedes
con empujar esas paredes
de tu energética prisión.

Pues no eres tú, tu circunstancia,
ni tu quebranto o tu ganancia,
ni eres tu acierto ni tu error…,
has esas cargas a un costado,
y sabe que fuiste creado
para volverte tú un Creador…

Suelta esos viejos paradigmas,
que en ti subyacen como estigmas
de lo que puedes o no hacer,
y entra a ese estado de conciencia
donde conoces en esencia
la vastedad de tu Poder.

Porque eres Tú, tu recompensa…,
olvídate de lo que piensan
Pedro, María, Marta o Luis,
y entrégate a lo inesperado,
alegre, suelto y relajado,
y decidido a ser feliz.

Y luego grita a viva voz…:
“¡he descubierto mi esplendor!,
Yo Soy la inmensidad de Dios…”.