Cuando alguien pretende tratarte mal,
-pequeños tiranos sin compasión-,
recuerdas tu Esencia que es inmortal
y sales del juego de esa ilusión.

Y allí te transportas detrás de su piel,
y entiendes su miedo y su resquemor,
y en vez de juzgarlo por su cruel papel,
lo vez con dulzura y profundo amor.

Dejas pasar
su gris desdén,
sabiendo que
todo está bien,
porque aún no sabe
que es en su andar
un Ángel cerca
de despertar.

Ya nada que haga te causa algún daño,
pero tu nobleza le siembra una duda,
y así, sin buscarlo, subes tú un peldaño,
porque cuando ayudas…, ¡la Fuente te ayuda!

¡Benditos contrastes del aprendizaje
que van elevando nuestra vibración!,
¡benditas sus flores que aroman el viaje!,
¡benditos Senderos de la Perfección!

Dejas correr…
Dejas fluir…,
pues nada ya
te puede herir…,
porque al final
bajo tu piel
tu corazón
se hizo de miel…