Tu Alma está llamándote,
quiere emerger de tu interior,
pero no puede atravesar
por entre medio de tu agitación.

El tintineo de su voz
es dulcemente angelical,
porque así es como habla Dios,
con un susurro suave de cristal.

Y en este mundo y su trajín,
hay una cosa que es verdad:
según emerja más en ti,
así es como tu vida devendrá.

¿Por qué esperar que sea el dolor
el que te impulse a ese portal,
y hastiado de sufrir
empieces a buscar
su sereno fulgor
de eterno manantial…
de paz…?

¿Acaso no es mucho mejor
quedarte en calma y sólo ser,
para que desde hoy
empiece a aparecer
trayéndote el sabor
de un nuevo amanecer?

Aquiétate y deja al fin
que su mensaje llegue a ti
y en la quietud del corazón
ha de vestirse de intuición;
sabrás que es cierto y sentirás
un cosquilleo del Creador
y sin dudar
conocerás
que ello es real
en tu interior…

Y cambiará tu percepción
porque por fin ahora sabrás
ante esa dulce conexión
que no estás solo y nunca lo estarás.

Y al verte a ti bajo otra faz
verás distinto lo exterior,
y en todas partes hallarás
un armonioso y tenue resplandor.

Más no varió tu alrededor,
el que cambió has sido tú:
has transmutado tu visión…
¡con ojos nuevos todo tiene luz!

Y en ese mágico jardín,
pura belleza y esplendor,
podrá tu Ser surgir al fin
desde el capullo de tu corazón…