Si realizas el intento
de abrazar el momento
tal y como está allí…,
el precioso destello
de un sentimiento bello
se apodera de ti.

Con el pensamiento en pausa
te elevas a la causa
de “Todo lo que Es”,
y en ese claro instante
desaparece el “antes”,
y se esfuma el “después”.

En ese acontecer
-sin mañana ni ayer-
de idílica quietud,
ya no hay rastros de dolor,
ni enojo ni temor…,
¡tan sólo hay beatitud!

Desde ese estado de conciencia,
percibes la existencia
hecha de luz…

Sentir cada jornada
esa dulce “conciencia de ser”,
sabiendo que no hay nada
que se pueda ganar o perder…

Hallar el Universo
en el simple botón de una flor,
y notar que la Fuente Creadora
nos sostiene con olas de amor…

Pasar por esta vida
sin perder ni un minuto en juzgar;
sentir en cada instante
que vinimos aquí para amar…

Amar con la sonrisa,
con los gestos y el tono de voz,
y en los ojos de cualquier hermano
ver el aura pura de Dios…

Cuando logras entrar
en el “ahora y aquí”,
es un deleite poder disfrutar
la maravilla que se abre ante ti…

Y en esa dulce paz,
sientes “la conexión”,
y una canción que no oíste jamás
suena en tu corazón…