Si la vida te duele, y el corazón te pesa…;
si solamente piedras cargas en tu equipaje…;
si no hallas en ti mismo, ni fe…ni fortaleza…,
prueba a decirte entonces: “¡voy a dar un viraje!”.

Porque son, compañero, tus propios pensamientos,
los que desencadenan en ti esas emociones,
pero al mudar de ideas, mudas de sentimientos…,
¡que un enfoque distinto cambia tus vibraciones!

¡“Reemplazar”… es la clave!: cuando “la vocecita”
murmure en tu cabeza su rollo negativo,
¡ya no le des cabida…, rechaza su visita!,
y sin contemplaciones, ¡sustitúyela, amigo!

Y pon en su lugar el pensamiento opuesto:
en vez de “no soy nada”…, “¡soy un Ángel Humano!”,
en lugar de “¡qué hastío!”, “¡qué grandioso que es esto!”,
y en vez de “¡te detesto!”, “¡te quiero, eres mi hermano!”.

Y si se te ocurriera decir: “¡…así me engaño!”,
engañarse es el no hallar lo bueno en tu situación…,
engañarse es preferir la visión que te hace daño…,
y engañarse es no entender… ¡que tú eliges “tu ilusión”!

¡Y es que a tu mundo entero lo fabrica tu idea!,
y lo que te rodea -sólido en apariencia-,
no existe por si mismo: eres tú quien lo crea…,
¡que todo lo genera tu estado de conciencia!

¡Y justamente de eso se trata tu viraje!:
de poner en tu mente lo que eleva y exalta,
y marchar por la vida vestido de otro traje:
¡el de una vibración iluminada y alta…!

Y si acaso pensaras: “es muy difícil eso”,
ha de ser tan difícil como tú lo decidas,
porque esa misma duda que te mantiene preso
¡es otra telaraña que oscurece tu vida…!

Pero si te decides…, sentirás de repente
que la senda es más fácil…, más luminoso el viaje…,
y que no hay más fantasmas cruzando por tu mente,
y te dirás sonriendo: “¡ya estoy dando el viraje!”.