¿Te ha sucedido, amigo,
sentir alguna vez,
que el mundo paraliza
su andar bajo tus pies…?

¿…que se esfuma de pronto
lo que va…y lo que viene…,
y en ese instante justo
el tiempo se detiene…?

¡Es un momento exacto
-sin causa y sin efecto-,
en que la vida ríe…,
y en que todo es perfecto!

¡Y hay música en el aire…,
y hay perfume de rosas…,
y hay reflejos dorados
brotando de las cosas…!

¡Y hay como una pureza
flotando en el ambiente!,
…y un gozo inexplicable
nos llega de repente…

…y extraviados del tiempo,
-sin mañana ni ayer-,
¡nos mece el regocijo
de simplemente ser…!

¡No lo sueltes, amigo…!,
en ese instante eterno,
¡somos la primavera
que florece en invierno!

Y es en ese destello
de pura aceptación,
cuando se abren las puertas
de nuestro corazón…

Y una Plena Presencia
va descorriendo el velo
que ocultaba lo bello
de la Tierra y el Cielo…

Y los ojos del alma
nos muestran, complacientes,
la magia silenciosa
del eterno presente…

Y el Ahora nos canta
su canto alborozado…,
y nos dice al oído:
¡por fin me has encontrado!