“¡No me gusta estar cerca de esa persona,
emite una energía negativa!”
“¡Me encanta estar al lado de esa otra:
irradia un “no sé qué” que me motiva!”.

Elementales ondas de oscuridad,
o elegantes patrones de dulzura;
irradiaciones grises de maldad,
o efluvios cristalinos de luz pura.

Una te arrastra con su pesimismo
a su esfera de densa vibración,
en la que sólo se mira a sí mismo,
y no ve más allá de ese patrón.

Hace del egoísmo su bandera,
su mirada es huidiza cuando finge,
y nunca intenta ser de otra manera:
¡cerca suyo la vida se restringe!

La otra te eleva con su perspectiva,
te nutre con su amor y te levanta;
su esfera de energía es expansiva,
y el Universo por sus labios canta.

La Alegría es su “marca registrada”,
no condena, no juzga, no critica,
y siempre hay comprensión en su mirada:
¡cerca suyo la vida se amplifica!

Un patrón restrictivo…, otro expansivo…:
es la conciencia humana y sus dos rostros;
el primero, al servicio de sí mismo,
el segundo, al servicio de los otros.

(Y tú, mi amigo, ¿dónde estás situado?
¿Cómo pulsa tu esfera de vibración?
¿Les gusta a los demás ir a tu lado?
¿O aún no logras salir de tu prisión?).