Creíste que eras débil y pequeño,
y era normal sufrir tantos traspié,
ya que no había en ti poder alguno…,
y porque lo creíste… ¡así fue!

Creíste que las cosas en tu vida,
eran tan inflexibles como un corsé,
y que no había forma de cambiarlas…,
y porque lo creíste… ¡así fue!

Creíste que era en cierto modo, lógico,
que no tuvieras “ni para un café”,
pues no te merecías la abundancia…,
y porque lo creíste… ¡así fue!

Creíste que no eras atractivo…,
que andabas por la vida “a contrapié”…,
y que era natural que no te amaran…,
y porque lo creíste… ¡así fue!

Creíste que eran otros “los tocados”,
“los elegidos”…, vaya a saber por qué…,
y que la dicha era una fruta ajena…,
y porque lo creíste… ¡así fue!

Y esas creencias te mantienen preso,
porque hacia el Universo las proyectas,
¡y es esa proyección, precisamente,
la que “allí afuera” al fin se manifiesta…!

Pero puedes, amigo, ir desmontando
bloque a bloque tu cárcel de creencias,
y permitir que en ti tu Ser se exprese,
libre, gozoso…, y sin interferencias…

¡Porque tú eres valioso sin medida…,
eres un Faro en medio del camino…,
eres un Ángel que llegó a la Vida
para encarnar la luz de lo Divino…!

¡Colócate en el centro de tu centro!
¡Elige conectarte a lo Esencial!
¡Deshaz la celda de tus telarañas…,
que ellas no tienen nada de real!

¡Libérate por fin de tus grilletes,
aquí y ahora…, ya…, en este momento…,
que no hay prisión que no se venga abajo
cuando la borras de tu pensamiento!