¡Echa tu botella al mar,
llena de tu amor sincero,
ese afecto verdadero
de quien ama…por amar!

¡Echa tu botella al mar,
con tu más valiosa idea…!,
y deja que la marea
la direccione al azar…

¡Echa tu botella al mar,
con tu palabra de aliento,
para que la lleve el viento
a quién la quiera escuchar…!

¡Echa tu botella al mar
con tu más alta energía,
esa preciosa armonía
de tu elevado vibrar…!

¡Echa tu botella al mar
con tu compasión más pura,
plena de miel y ternura
para el que carga un pesar…!

Y no te ha de preocupar
si en apariencia tu entrega,
se hunde…, se pierde…o no llega
dónde la quieres enviar…

Que de un modo singular,
en el Registro Divino,
¡ella la llegó a destino…,
que lo que importa es el dar…!

Dar…por la dicha de dar,
como da la primavera
-incluso a quién no lo espera-,
las fragancias del azahar…

Y aunque no llegue a cambiar
el mundo con tu dación,
¡cambiará tu corazón…
si echas tu botella al mar!