Yo te traje la fiesta de las horas dichosas,
cuando la vida toda danza en puntas de pie…,
y te di primaveras ebrias de mariposas…,
y así como las traje… ¡también me las llevé…!

Yo te traje las penas junto a la desconfianza…,
te traje la amargura del error y el traspié…,
te traje la tristeza… y la desesperanza…,
¡pero de igual manera… te las arrebaté…!

Yo te traje las dudas… y los interrogantes…,
y el buscarle a las cosas el “por qué” y “para qué”…,
y los cuestionamientos más duros y apremiantes…,
¡pero del mismo modo… también los disipé…!

Yo te traje certezas…, y te obsequié vislumbres…,
y te di epifanías que afirmaron tu fe…,
te brindé claridades… y te di certidumbres…,
¡pero una noche oscura… también te las borré…!

Yo modelé en mis manos la arcilla de tu viaje,
y el péndulo alocado que para ti planeé…;
¿qué quién soy…, me preguntas…?: yo soy tu Aprendizaje…,
yo…, que todo te traje… ¡y todo te quité…!