Hielo sólido y compacto,
agua que fluye y salpica,
vapor etéreo y flotante…,
tú…, ¿con cuál te identificas?
¿Hielo sólido y compacto?,
mente estrecha y cerrazón:
“la vida es una gran cárcel,
¡las cosas son como son!”
¿Agua que fluye y salpica?,
mente pronta a dilatarse:
“la vida es un bello obsequio,
¡las cosas pueden cambiarse!”
¿Vapor etéreo y flotante?,
lo supramental comienza:
“la vida es lo que tú eliges,
¡las cosas son lo que piensas!”
Si estás en “estado hielo”,
se te hace normal sufrir,
y “el otro” es un adversario
con el que hay que competir.
La culpa siempre está “afuera”:
los gobiernos, los impuestos,
la familia, los vecinos…,
¡nunca en uno, por supuesto!
Si lo tuyo es “modo agua”,
se te hace habitual gozar,
y “el otro” es un camarada
que te acompaña en tu andar.
Y si alguien te trata mal,
surge tu benevolencia,
y eliges ver en sus actos,
no maldad, sino inconsciencia.
Si vas en “modo vapor”,
todo es seráfico aquí,
y “el otro” ya no es “un otro”:
¡es una extensión de ti!
Y al contemplar “el Gran Cuadro”,
-cada vida, una lección-,
no hay víctimas ni culpables
desde tu alta percepción.
¿Hielo sólido y compacto?,
¿agua que fluyendo va?,
¿vapor etéreo y flotante…?:
tu vida…, ¿en qué modo está?
Mi amado Jorge:
Hielo no porque es muy frío….
Me agrada la idea del fluir como un río, es soltar las amarras y dejarse llevar suavemente y sortear de vez en cuando las corrientes y sus rápidos o caer por la pendiente de una majestuosa cascada, para luego volver a tomar el cause que la serenidad te da.
Pero si de soñar se trata es mejor sacar el alma a flotar, pues sin límite me lleva a donde se quiere estar.
Ven mi amigo a mi río, te invito por el navegar.
O ven a volar a mi cielo que lleno de estrellas está.
Te amo.
Vapor etéreo y flotante…, o agua que fluyendo va, ambos reflejan por igual la belleza de tu alma…