Sé muy bien de tu amplio stock
de llanto y de padecer,
y te ruego salir del shock,
¡no te dejes vencer!

Cada prueba que llega a ti
encierra una intención:
la de poder activar así
tu propia evolución.

Y si tu noche oscurece aún más
siempre habrá amanecer,
y tú sabes que eres capaz
de poderlo entrever.

Los contrastes que están allí
solo son por tu bien,
y aunque duelen, ¡claro que sí!
te despiertan también.

Y al darte cuenta de que es fugaz
nuestro pasar por la Tierra,
verás que es solo un ensueño más
al que ya no te aferras.

Si usas tu ojo espiritual
de visión omniabarcante,
allí percibes que al final,
nada era tan importante.

Y al trascenderlo todo así
ves que está escrito en tu viaje,
con letras de oro y de rubí:
“¡tú no eres tu personaje!”.

Y en algún tiempo próximo ya,
al contemplar lo vivido,
algo muy dentro en ti dirá:
“¡vaya…, sí que he crecido!”

Y sonreirás al ver atrás
a tu anterior padecer,
y en ese estado de pura paz
¡nada te puede vencer!