Si te has sentido juzgado,
menoscabado “en tu honor”,
¡no te “comas al caníbal”!,
¡no juzgues al juzgador!
¡Que sabes tu de su historia,
de sus miedos, su dolor…,
de lo que fue jalonando
su senda de desamor!
Siempre habrá de ser más sabio
preguntarse con candor:
“¿habrá una parte de cierto
en lo que habla este señor?”
Y si tu intuición responde
que no encuentra en ti ese error…
¡borra de tu pensamiento
la ofensa…y el ofensor!
Más si acaso contestara
que el juicio tiene valor,
¡esmérate en superar
ese escollo en tu interior!
Y en ambos casos, amigo,
¡envuélvelo con tu amor!,
y prosigue tu camino
¡sin juzgar al juzgador!
SI TAN SOLO PUDIERAMOS GRABAR EN CADA CORAZON QUE ES NECESARIO JUGAR NUESTROS JUEGOS SIN JUZGAR, MIRARIAMOS DE FRENTE LA VERDADERA PAZ.
¡Gracias ! un abrazo con todo cariño, Merly….
Bien lo has dicho, amiga: la paz interior nace de la ausencia de juicio…
¡Gracias por tu aporte!
Un dulce abrazo…
NO JUZGUES AL JUZGADOR…BELLA REFLEXION
CUANTAS VECES LO HACEMOS Y NOS JUZGAMOS A NOSOTROS MISMO.
GRACIAS, AMANDA
Si, Amanda…: muchas veces somos nosotros el que juzga…y el juzgado…
¡Gracias por tu aporte!
¡Lo mejor para vos!
Si estás alerta,el juzgador puede serte muy útil para cambiar ciertas actitudes;pero el proceso de evolucionar(crecer en amor),desde mi óptica,sucede
cuando entra en juego la comprensión,entonces,sí,se produce la transformación y cesa el juicio.
Tu poema describe la actitud más sabia y amorosa,con la cual coincido plenamente.
Cariños
8
Ciertamente, Leonor, el juzgador juega un rol importante en nuestro crecimiento, ya que nos sirve de espejo (aprendizaje por contraste)…, pero luego, pasada esa etapa, aparece -como tú bien dices-, la comprensión con su perspectiva totalizadora…, de la mano de su hermana, la compasión.
Gracias por tu aporte.
Un abrazo.