¡Qué dramatismo intenso el de la vida!,
¡y qué disfrute el del instante pleno,
cuando se es a la vez el mar sereno…,
y la ola que estalla embravecida!

Y aunar al menos una sola vez,
el claro amanecer… y el dulce ocaso…,
y el éxito buscado… y el fracaso…,
y la infancia feliz… y la vejez…

Fundir a aquél que vive caminando,
con el que vive en un constante vuelo,
y ser ese que nunca deja el suelo,
y al mismo tiempo… el que está volando…

Juntar los polos de todo lo vivible:
la paz completa… y la total angustia…,
el capullo perfecto… y la flor mustia…,
y el mundo que se ve… y el invisible…

¡Y respirar…, como quien va de estreno…,
sintiendo que es en uno en donde anida
el dramatismo intenso de la vida…,
y el goce puro del instante pleno…!